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23/1/10

Drácula se humaniza en el Valle-Inclán.

“Creo que hemos planteado la parte más importante del libro; la idea del combate entre el bien y el mal.” afirma el director, Ignacio García May.

Paula Castilla.

De la mano de Ignacio García May, llega la adaptación de la vampírica novela de Bram Stoker: Drácula. La obra, viene representándose desde el pasado 3 de diciembre y permanecerá abierta al público hasta el próximo 10 de enero de 2010, en el teatro Valle-Inclán de Madrid.

Esta representación, a cargo del Centro Dramático Nacional (CDN), pretende, no sólo acercar este clásico de la literatura fantástica del siglo XIX a todo el público, sino también, dar al dolor el protagonismo que realmente merece en la obra, alejándose de la novela vampírica contemporánea, cargada de efectos especiales y tópicos como la maldad sin límite y el placer sexual.

El director, afirma que “Quería mantener la importancia de las palabras en el texto teatral”, por lo que esta adaptación cuenta con la participación de un personaje más: Van Helsing, interpretado por José Luis Patiño. Van Helsing es un psiquiatra holandés a quien el resto de personajes relata sus vivencias para “mantener el valor de la palabra”.

La obra, protagonizada por José Luis Alcobendas como Drácula, cuenta también con Rocío León (Lucy), Rafael Navarro (Seward), Iñaki Rikarte (Harker), Rosa Savoini (Rose), Xenia Sevillano (Mina), el ya nombrado José Luis Patiño (Van Helsing) y Eduardo Aguirre de Cárcer (Renfield), quien se encarga también del espacio sonoro, con música propia, mezclas de compositores como Morton Feldman o Vaughan Williams y sonidos cotidianos.
El simbolísmo de la novela, toma fuerza y se vuelve palpable gracias a la escenografía de Alicia Blas. Una escenografía algo arriesgada de tonos claros que pretende “hallar la blancura de la muerte” y “traspasar lo que habitualmente asociamos con Drácula: lo oscuro, lo gótico..Para llevarlo a un mundo contemporáneo, helado y putrefacto al mismo tiempo.” No sólo los complicados juegos de luces, sombras y transparencias creados por paneles verticales decorados, sino también el protagonismo que cobra el suelo, dotan a la obra del sentido místico que García May quería conseguir.
Por otra parte, Ana Sebastián Salgado, encargada del vestuario, reitera que “se ha huido voluntariamente de todos los tópicos de los vampiros. No hemos creado una estética gótica, ni expresionista, ni vampiros de diseño. Es una estética naturalista de acuerdo con lo que se dice de los personajes en el texto.” Y lo hace con trajes de estilo eduardiano, de la Inglaterra de finales del siglo XIX y principios del XX.

El teatro Valle-Inclán acoge entontes esta representación, que pese a mostrar ese Drácula “más humano, más complejo y que ya no es sólo el malo malísimo, sino un personaje con matices” y la imagen de “un hombre resignado, melancólico, triste...” sin “capa y el pelo engominado”, tal y como indica José Luis Alcobendas, está teniendo una gran acogida por parte del público. Él mismo, indicó que “hacer una versión para el teatro era algo arriesgado”, no obstante, tenía un éxito casi asegurado, ya que la novela “sigue despertando mucho interés en la gente”.
El actor, no se sorprende de que “Drácula como novela sea un clásico”, y afirma que “es un relato muy interesante desde todo punto de vista” y con mucha complejidad.

Parece intencionado que se lleve al teatro una novela vampírica dado el actual boom de novela vampiresca juvenil y sus adaptaciones al cine. Sin embargo, tanto el director Ignacio García May, como el protagonista, José Luis Alcobendas, declaran que el proyecto es del 2003, antes de dicho boom, aunque cuando se estrenó la obra, “ya estaban en la librería los libros como Crepúsculo y Luna Nueva, pero es totalmente casual.”

Esta es la propuesta de Ignacio García May para el teatro Valle-Inclán, un Drácula humano, sin capa, gomina ni colmillos, un clásico desmitificado y distinto, pero al que el público parece estar conociendo, comprendiendo y despidiendo con una fuerte ovación.

21/1/10

EL ARTE DE UN POEMA.

El pasado día 19 de diciembre, se presentaron en la Casa de Canarias los dos últimos libros publicados por la escritora Ana María Preckler, ‘’Cantos de isla y océano’’ y ‘’Esbozos y pensamientos’’. El evento se celebró aquí por la debilidad que la autora siente por estas islas.

En un ambiente señorial a la par que hogareño presentó Ana María Preckler dos de sus libros de poemas, ‘’ Cantos de isla y océano’’ y ‘’ Esbozos y pensamientos’’. Esta especialista de Arte se mostró cercana y amable a los pocos asistentes que pudimos disfrutarla en la Casa de Canarias, una asociación en la calle de Jovellanos (Madrid), con un marcado carácter cultural y recreativo. Acompañada por Ángel Hernández, ex presidente de esta Casa, y de muchos familiares y amigos, relata cómo un día los versos aparecieron súbitamente en su cabeza y, cómo los endecasílabos se mezclaban en su cabeza en los pocos ratos libres que tenía mientras escribía ‘’Historia del Arte Universal de los siglos XIX y XX’’ sin poderlo remediar. Así es como esta autora empezó en este mundillo de la poesía en el que cuenta ’’Cualquiera puede ser poeta, aunque supongo que escribir bien es un don. A mí me sirvió para evadirme de mi trabajo; en ese momento estaba escribiendo un libro de Arte de 1.300 páginas’’.

Se siente muy próxima a las islas, muy canaria, debido a que en el pasado sus padres tenían una casa allí, en Tenerife, donde se crió junto con sus hermanos. Este especial cariño por las islas es lo que la lleva a escribir ‘’Cantos de isla y océano’’, el primer libro de poesías que presentó esa tarde. Describir su pasado, sus sentimientos al echar la vista atrás y el recuerdo del sur por ella tan querido, lleva a una recopilación de poemas de una gran musicalidad y hermosura. Del paisaje canario destaca su imagen salvaje, vibrante, ’He pensado que muchas veces ese paisaje tan brutal me impresiona mucho por la similitud con mis sentimientos, y es eso lo que pretendo plasmar en los versos’’.

Su segundo libro’’ Esbozos y pensamientos’’, que presenta a la par con el anterior, trata sobre sus pensamientos, sus sentimientos e impresiones. Es más intimista, y en él analiza rigurosamente todo lo que pasa ante sus ojos y por su cabeza. Confirma así su estilo de poesía ‘’...es una poesía profunda y sentimental. Profunda porque trato de profundizar mucho en los temas que trato, no sólo quedarme en el sentimiento que provocan. También es sentimental porque aunque profundice, siempre busco algo de empatía, cariño o nostalgia’’.

Define la poesía como ’’liberadora de mis angustias y método para conocerme a mí misma’’ y la compara con un arte igual al que ella misma analiza en sus libros. Junto a ella se reunieron familiares y amigos, entre las que destacaron dos de sus nietas, María y Ana del Cristo de la Laguna, la única tinerfeña de nacimiento de la familia, y por la que la abuela se siente muy orgullosa. Ambas ayudaron a la autora a leer varios poemas de sus dos libros, con los que nos demostraron que la poesía no solo trata de amor romanticón.

La velada la amenizó con su música Mª Sol Plaza, guitarrista tinerfeña y amiga de la escritora. Fusionando sus suaves melodías a los poemas de la escritota, consiguió crear un ambiente cercano y acojedor, en el que después de la presentación se invite a los asistentes a un pequeño cocktail.

Sobre el futuro de la poesía, no le importaría que sus nietas siguieses sus mismos pasos, y sobre el presente, solo puede opinar que la poesía ‘está muy desvalorada, se tendría que valorar más , porque la poesía no lo hace todo tan espeso ni realista. Debe tener un poco de leyenda’’.